
Presuroso el hombre, dijo adiós y se fue
como quien dice basta
y de inmediato el espejo rió en lágrimas
-sarcasmo inevitable del reflejo-
y la foto por sacar se veló sin colores
y me quedé parado, sin saber, sin poder,
y creí por un instante ser él,
y sentenciosamente
sonreí cómplice de la copia
y pasaron desde entonces nueve inviernos
y quizás más frío del esperado
y fumando me silencie en él
bocanada espesa en esta cobarde meditación
y carajo cuanto me duele este silencio
y algunas mitologías...
que según entiendo hablan
de lo mismo
cuento hasta nueve y enciendo la herida
es necesario sentir que sigo vivo
sin tenerlo
Presuroso el hombre, dijo adiós y se fue
como quien dice basta
y de inmediato el espejo rió en lágrimas
-sarcasmo inevitable del reflejo-
y la foto por sacar se veló sin colores
y me quedé parado, sin saber, sin poder,
y creí por un instante ser él,
y sentenciosamente
sonreí cómplice de la copia
y pasaron desde entonces nueve inviernos
y quizás más frío del esperado
y fumando me silencie en él
bocanada espesa en esta cobarde meditación
y carajo cuanto me duele este silencio
y algunas mitologías...
que según entiendo hablan
de lo mismo
cuento hasta nueve y enciendo la herida
es necesario sentir que sigo vivo
sin tenerlo
Presuroso el hombre, dijo adiós y se fue
como quien dice quédate.